Análisis
Netanyahu: El asesino impune de niños y de periodistas
Más de 62.000 muertos, 25.000 niños asesinados, 3.000 muertos por desnutrición, y 145 periodistas silenciados. La falta de pruebas que justifiquen los ataques contra civiles y prensa refuerza las acusaciones contra Netanyahu y su gobierno
27 de agosto, 2025
Por: Polianalítica
Desde octubre de 2023, la ofensiva israelí en Gaza, desencadenada por el ataque de Hamás que mató a 1.200 personas y tomó 251 rehenes, ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes. Según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, respaldadas por la ONU, más de 62.000 palestinos han muerto, de los cuales al menos 25.000 son niños. Esta guerra se ha convertido en una de las más letales de este siglo para la infancia, no solo por los bombardeos directos, sino también por el colapso del sistema de salud, la escasez de alimentos y el bloqueo a la ayuda humanitaria.
La situación de los niños palestinos es catastrófica. Organizaciones como UNICEF y Save the Children han advertido sobre una catástrofe nutricional en curso, más de 3.000 niños han muerto por causas indirectas como desnutrición severa, deshidratación y falta de atención médica básica. Más de 17.000 menores han quedado huérfanos o han perdido a toda su familia, mientras cientos han sufrido amputaciones tras ataques aéreos, muchos de ellos sin acceso a anestesia adecuada por la falta de suministros médicos.
En redes sociales han circulado imágenes desgarradoras de niños cubiertos de polvo tras los bombardeos, bebés prematuros muertos por falta de electricidad en incubadoras, y pequeños con cuerpos esqueléticos, víctimas del hambre impuesto por los bloqueos. Estas imágenes, ampliamente compartidas, han indignado a la opinión pública internacional, visibilizando una realidad que rara vez aparece en los medios tradicionales.
Igualmente alarmante es el ataque sistemático contra la prensa. Más de 145 periodistas han sido asesinados desde el inicio de la ofensiva, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), lo que convierte este conflicto en el más letal para la prensa desde que existen registros modernos. Al menos 35 periodistas murieron mientras trabajaban, la mayoría claramente identificados con chalecos y cascos con la palabra “PRESS”.
Un caso emblemático fue el ataque del 25 de agosto de 2025 al hospital Nasser en Khan Younis, que dejó 20 muertos, incluidos cinco periodistas. Se trató de un “doble golpe” (double-tap strike): el primer misil impactó un piso superior con quirófanos, y el segundo, una escalera exterior donde rescatistas y reporteros se habían congregado. El ejército israelí alegó que apuntaba a una cámara de vigilancia de Hamás, pero no presentó pruebas. Netanyahu lo calificó como un “trágico percance” y prometió una investigación. Sin embargo, organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF) denuncian que este tipo de ataques, repetitivos y dirigidos a zonas de cobertura periodística, sugieren una política deliberada de silenciar voces.
Las cifras de muertos y heridos, la destrucción de infraestructura civil (escuelas, hospitales, refugios de la ONU) y la proporción extremadamente alta de víctimas civiles, han llevado a acusaciones formales contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, por presuntas violaciones del derecho internacional humanitario.
Israel ha argumentado que Hamás utiliza infraestructura civil, como hospitales y escuelas, como escudos humanos. No obstante, la falta de pruebas públicas, la magnitud de los daños colaterales y la naturaleza de los blancos atacados han alimentado las denuncias de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, especialmente bajo los Convenios de Ginebra, que protegen a civiles, personal médico y periodistas en tiempos de guerra.
Más de 200 diplomáticos europeos han exigido a la Unión Europea acciones concretas para exigir responsabilidad a Israel. Líderes como Emmanuel Macron y David Lammy han calificado los ataques contra periodistas y civiles como “intolerables”, mientras que el secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido investigaciones independientes, recordando que las pesquisas internas del ejército israelí rara vez han resultado en justicia.
En Estados Unidos, mientras senadores como Chris Van Hollen exigen transparencia y rendición de cuentas, otros continúan defendiendo la narrativa israelí sin exigir evidencia. La Corte Penal Internacional (CPI) ya ha recibido múltiples denuncias por crímenes de guerra, incluyendo la presentada por RSF, que documenta casos como el de la periodista Shireen Abu Akleh (asesinada en 2022), un crimen por el cual no ha habido justicia hasta la fecha.
La ofensiva israelí en Gaza ha dejado una huella imborrable de muerte, destrucción y sufrimiento. Más de 62.000 muertos, 25.000 niños asesinados, 3.000 muertos por desnutrición, y 145 periodistas silenciados, con el ataque al hospital Nasser como uno de los episodios más atroces y emblemáticos. La falta de pruebas que justifiquen los ataques contra civiles y prensa refuerza las acusaciones contra Netanyahu y su gobierno.
La comunidad internacional no puede seguir mirando hacia otro lado. Urge actuar, proteger la vida civil, garantizar justicia y exigir un alto al fuego inmediato que permita el ingreso de ayuda humanitaria, el levantamiento del bloqueo y una salida política que ponga fin al sufrimiento del pueblo palestino.