sábado, 22 de noviembre de 2025
Análisis
¿En qué consiste el plan de Trump para acabar la guerra en Ucrania?
Algunas teorías sugieren que Putin estaría utilizando información sensible del caso Epstein para influir en las decisiones políticas de Trump y presionarlo a impulsar acuerdos que pondrían en riesgo la soberanía de Europa y Ucrania
21 de noviembre, 2025
Por: Polianalítica
Donald Trump ha presentado un borrador de paz en 28 puntos que pretende poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, lejos de ser un plan neutral, sus propuestas parecen privilegiar los intereses de Moscú a costa de la soberanía ucraniana, lo que despierta serias dudas sobre su equidad y viabilidad.

El plan exige que Ucrania ceda territorio clave a Rusia, Donetsk, Lugansk e incluso Crimea serían reconocidos, al menos de facto, como parte de Rusia. Además, se congelarían las líneas del frente en regiones como Jersón y Zaporiyia, consolidando más ganancias rusas. Desde el punto de vista militar, Ucrania debería reducir drásticamente su ejército, entre 400.000 y 600.000 efectivos, y renunciar a armamento de largo alcance. También se propone que Ucrania reforme su constitución para prohibir su ingreso a la OTAN, y que la propia alianza establezca formalmente que el país nunca será admitido, junto con la retirada de cualquier presencia militar de la OTAN en territorio ucraniano.

Trump defiende esta propuesta como una solución “pragmática”, ofrece “garantías de seguridad confiables” para Kiev y un eventual programa de reconstrucción financiado con unos 100.000 millones de dólares provenientes de activos rusos congelados. Asimismo, plantea la creación de un “Consejo de Paz” para supervisar el acuerdo y reinsertar a Rusia en la economía global, incluso facilitando su retorno al G8 si cumple sus compromisos. También sugiere un diálogo directo entre Rusia y la OTAN mediado por EEUU.

Sin embargo, más allá del barniz diplomático, el plan reproduce muchas de las demandas históricas del Kremlin. La cesión territorial, la renuncia a la OTAN y la reducción militar son pasos profundamente impopulares en Kiev, percibidos como una erosión de la soberanía ucraniana y una concesión que legitima la agresión rusa. Para numerosos analistas, el plan corre el riesgo de transformarse en una paz impuesta más que negociada.

A este panorama se suma un elemento que ha alimentado especulaciones políticas: la posibilidad de que la cercanía de Trump con las posiciones rusas no responda solo a su visión geopolítica, sino también a presiones indirectas. Circulan teorías, sin pruebas verificables, que sugieren que Putin podría estar utilizando información sensible relacionada con los archivos de Epstein para influir en las decisiones de Trump. Aunque no existe confirmación alguna de que dichas “pruebas” existan o tengan relevancia política, la sola persistencia de esta sospecha revela la desconfianza con la que parte de la comunidad internacional observa el plan.

En definitiva, el plan de Trump no es una hoja de paz neutra, sino una apuesta arriesgada que condiciona el futuro de Ucrania. Mientras se presenta como un acuerdo “ganar-ganar”, muchos temen que oculte concesiones estratégicas a Rusia y que la búsqueda rápida de un acuerdo termine comprometiendo la estabilidad europea y la soberanía ucraniana. Bajo la apariencia de diplomacia pragmática, podría tratarse menos de reconciliación y más de aquiescencia frente a Moscú, alimentando preguntas incómodas sobre qué fuerzas, políticas o personales, están realmente detrás de este movimiento.
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