lunes, 23 de junio de 2025
Análisis
Errores de la oposición en las elecciones del 25May y lecciones para los comicios del 27Jul
Si la oposición quiere evitar otro resultado adverso el 27J, debe construir un relato esperanzador que supere la narrativa del abstencionismo, unificar esfuerzos para no dividir el voto opositor y acercarse al electorado con propuestas creíbles
20 de junio, 2025
Por: Polianalítica
El 25 de mayo de 2025, las elecciones de gobernadores y diputados en Venezuela dejaron en evidencia las debilidades de una oposición dividida entre dos posturas irreconciliables: el sector abstencionista, liderado por María Corina Machado, Edmundo González y la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), y el sector participante, conformado por partidos de la antigua Alianza Democrática, Fuerza Vecinal, El Lápiz, UNT y Unión y Cambio. La baja participación electoral opositora no se debió únicamente al llamado al boicot de la PUD, sino también a la incapacidad del sector participante de convencer al electorado de que el voto podía generar cambios reales. Este error, entre otros, debe ser corregido de cara a las elecciones de alcaldes y concejales del 27 de julio, pues de lo contrario, la oposición seguirá cediendo espacios al sector oficial.

Uno de los principales fallos del sector participante fue no haber construido una narrativa sólida que desmontara el discurso abstencionista. Mientras la PUD insistía en que las elecciones carecían de garantías, la oposición que compitió no logró transmitir un mensaje claro sobre cómo la participación podía traducirse en mejoras concretas para la ciudadanía. No explicaron suficientemente que, al ganar las gobernaciones y curules nacionales, se podían recuperar herramientas para presionar por servicios públicos, fiscalizar recursos y evitar el control absoluto del chavismo. Tampoco destacaron el riesgo de perder aún más espacios si seguía primando la desmovilización. Para el 27J, es urgente que los partidos participantes desarrollen una campaña pedagógica que vincule el voto con soluciones locales tangibles, mostrando ejemplos de gestiones opositoras exitosas en municipios donde han logrado avances. Asimismo, deben dejar de echarle la culpa al discurso abstencionista ya que de fondo deja en evidencia su incapacidad de construir una contra narrativa que supere el llamado al boicot, en este orden, deben de dejar de hablar de la abstención y “la culpa del otro” y ser propositivos.

Otro error determinante fue la descoordinación y fragmentación dentro del sector participante. La multiplicidad de tarjetas y la falta de acuerdos mínimos generaron confusión en el electorado y dividieron votos que pudieron haber sido decisivos en algunos territorios. Esta falta de unidad no solo debilitó las posibilidades de triunfo, sino que también reforzó la percepción de que la oposición no ofrecía una alternativa seria. De cara a las elecciones de julio, es imprescindible que las distintas organizaciones logren alianzas tácticas, unifiquen candidaturas en distritos clave y eviten las pugnas internas que solo benefician al oficialismo.

Además, el sector participante falló en conectar con el votante desencantado. Muchos ciudadanos no acudieron a las urnas no solo por el llamado al boicot, sino porque no encontraron razones para creer en la opción electoral. No hubo campañas territoriales efectivas, ni propuestas innovadoras, ni rostros suficientemente cercanos a las necesidades cotidianas de la gente. Para revertir esto, el 27J debe priorizar candidatos con arraigo local, capaces de demostrar gestión y credibilidad. Asimismo, deben visibilizar más los logros en los pocos espacios que aún controlan, demostrando que la participación sí puede marcar una diferencia.

Si la oposición participante quiere evitar otro resultado adverso en las elecciones del 27J, debe corregir estos errores urgentemente: construir un relato esperanzador que supere la narrativa del abstencionismo, unificar esfuerzos para no dividir el voto opositor y acercarse al electorado con propuestas creíbles y rostros renovados. De lo contrario, el chavismo seguirá avanzando sin resistencia, y la oposición perderá su última oportunidad de mantener una presencia institucional antes de las cruciales elecciones para el referéndum consultivo en la cual se definiría el proyecto de Reforma Constitucional que cambiaría definitivamente las reglas de juego político en el país.

A pesar de los errores del 25M, las elecciones de alcaldes y concejales del 27J representan una oportunidad para reorientar la estrategia opositora hacia una participación inteligente y efectiva. El primer paso debe ser dejar atrás la polarización entre abstencionistas y participantes, y en su lugar, construir una política de resistencia activa que combine la denuncia de las injusticias con la lucha por recuperar espacios desde lo local. Esto implica no solo competir, sino hacerlo con un plan claro: candidaturas unitarias en distritos clave, mensajes que rescaten la esperanza en lugar del desgaste, y una conexión real con las demandas ciudadanas, como el acceso al agua, la seguridad y los servicios básicos. 

La oposición participante debe asumir el rol de alternativa creíble, demostrando que, incluso en condiciones adversas, el voto puede ser una herramienta para frenar el autoritarismo y abrir caminos de cambio. Si logran transmitir esta convicción con coherencia y unidad, el 27J podría marcar el inicio de una nueva etapa: no la de la abstención como protesta, sino la de la participación como resistencia.

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