Después de meses de tensas negociaciones,
Estados Unidos y Japón han cerrado un acuerdo que muchos califican como histórico: un duro golpe para las expectativas tradicionales y una clara señal de que el enfoque de Trump está empezando a rendir frutos. Con aranceles ajustados, promesas millonarias de inversión y una nueva dinámica global en juego,
este pacto no sólo redefine las relaciones bilaterales, sino que podría ser la primera ficha en caer de una cadena que alteraría el equilibrio económico mundial.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó el acuerdo arancelario alcanzado con Japón este martes como el
"mayor acuerdo comercial de la historia". Tras meses de negociaciones, el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, afirmó que espera que el convenio impulse la economía mundial.
El acuerdo consiste en que los productos japoneses pagarán un 15% de arancel al entrar a EEUU, en vez de un 25% de arancel con el que había amenazado Trump.
Al mismo tiempo, Japón se comprometió a hacer inversiones por una suma de 550.000$ en EEUU.
Japón es un factor clave para la transformación del sistema comercial mundial impulsada por Trump. En sus propios términos, ahora podría decirse que su enfoque agresivo está dando resultados tangibles.
Desde el principio, la parte estadounidense ha estado hablando de las posibilidades de un acuerdo con Japón, pero a pesar de varias reuniones, el acuerdo había sido esquivo hasta ahora.
En un sentido estricto, esto es una victoria para el enfoque de Trump, especialmente si Japón se convierte en la ficha de dominó que lleva al resto del mundo a alinearse.
Japón tiene ahora el mejor acuerdo, o mejor dicho, el menos malo, de todas las naciones con importantes superávits comerciales con EEUU.
El arancel general del 15% que se aplicará a los productos japoneses importados en EEUU es superior al 10% del Reino Unido, pero ese país no tiene excedentes.
El ministro de Finanzas japonés describió los 1,1 billones de dólares que su país posee en bonos del Tesoro estadounidense como una "carta" que podría ponerse sobre la mesa. Fueron los rumores sobre la venta de bonos estadounidenses, por parte de fondos de cobertura en Japón tras el anuncio de aranceles del
"Día de la Liberación" de Trump en abril, lo que desencadenó una mayor venta masiva y mayores dudas sobre la economía más grande del mundo y el estatus de refugio seguro del dólar estadounidense.
Así pues, el logro de un acuerdo tiene una enorme importancia en sí mismo y como ejemplo para otros grandes bloques económicos, incluida la Unión Europea (UE).
El acuerdo llega este miércoles, el día en que los japoneses reciben a los líderes de la UE. Se había hablado de coordinar las represalias de Japón, la UE y Canadá. Esto frena cualquier iniciativa de este tipo.
Algunos miembros de la UE se preguntarán por qué no puede alcanzarse un acuerdo similar, en el mismo momento en que Alemania y Francia suben la apuesta de las represalias, quizá contra los gigantes tecnológicos estadounidenses. El mundo espera los detalles al respecto, pero está claro que Japón ha protegido sus importaciones agrícolas.
No está claro qué puede cambiar la falta de popularidad de los grandes coches estadounidenses en el país, aunque
las empresas privadas japonesas se verán respaldadas para invertir, de alguna forma,
medio billón de dólares en EEUU, Japón ha hecho este acuerdo cuando podría haber esperado a ver cómo evolucionan las cosas y reaccionan los mercados internacionales cuando el 1 de agosto entren en vigor los aranceles más duros de Trump para una serie de países.
Otros países, como Indonesia y Filipinas, también han hecho tratos. El panorama general, sin embargo, es una cansada aceptación, por temor a algo peor, de que EEUU imponga aranceles, que hace un año habrían sido impensables para sus principales aliados.
En el caso de Japón, fue la amenaza de Trump de aplicarles un arancel del 25%.
Los aranceles recaudan ahora importantes sumas para el Tesoro estadounidense, sin represalias contra los exportadores estadounidenses. Con más de 100.000$ millones en lo que va de año, alrededor del 5% de los ingresos federales de Estados Unidos proceden de los aranceles, frente al 2% más habitual.
Está muy lejos de la cantidad recaudada por el impuesto sobre la renta, pero es una cantidad notable.
Se está cobrando sin represalias directas y sin que en estos momentos se produzcan las turbulencias en el mercado como las vistas anteriormente.
Sin embargo, la historia no acaba aquí.
¿Quién paga realmente estos aranceles? En última instancia,
los consumidores estadounidenses costearán una gran
parte en términos de los precios que pagan por los productos importados. En el pasado,
el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent,
ha sugerido que un aumento del valor del dólar ayudaría a mitigar el costo de las importaciones para los consumidores. Ha ocurrido lo contrario.
El dólar se ha desplomado en el primer semestre de este año, perdiendo un 10% de su valor frente a una cesta de divisas mundiales. Esto se sumará al costo de las importaciones, además de los aranceles.El panorama también es más amplio. El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, declaró que "la operación más concurrida del mercado en estos momentos es la de dólar corto”, refiriéndose a una estrategia de inversión que busca obtener rentabilidad en transacciones de corto plazo utilizando el dólar. Añadió que los patrones de refugio establecidos en los mercados, especialmente el dólar estadounidense, estaban "esencialmente quebrándose". Se está produciendo una "reducción de la exposición" al dólar, ya que las empresas y los operadores contratan ahora operaciones o "coberturas" destinadas a protegerse de su caída", declaró Bailey.
En los mercados existe la sospecha de que este dólar más débil puede haber sido en realidad parte del objetivo de estas intervenciones, diseñadas para ayudar a impulsar, por ejemplo,
la recuperación de la competitividad de los fabricantes estadounidenses de la región del "Cinturón del Óxido" en EEUU, una región industrial que sufrió un declive económico.
Además, Estados Unidos ha ayudado a su gran rival, China, a demostrar al resto del mundo que puede ser un socio comercial más estable.
Para esta primera etapa de la gran guerra comercial mundial, el acuerdo con Japón es una victoria importante para la Casa Blanca, que le permitirá enfrentarse a la sugerencia de que
"Trump siempre se acobarda" o, como dicen en inglés, TACO. Aunque también
podría traducirse en más victorias aparentes de cara a los plazos de la próxima semana, lo que impulsaría aún más la euforia de los mercados.
📌 BBC