Si entendemos que la política tiene que ver con el arte de gobernar y administrar los recursos públicos de un orden social determinado, teniendo incidencia en todos los aspectos de la vida, vemos que es indispensable que los ciudadanos participen activamente en los procesos de toma de decisiones expresando sus puntos de vista, demandas, propuestas, y eligiendo a sus representantes de forma democrática. Los jóvenes tienen un rol fundamental en el ejercicio de la ciudadanía, ya que representan el futuro y tienen el potencial de aportar ideas innovadoras y creativas así como de cuestionar y desechar ideas que ya no respondan a las demandas y necesidades del momento. 

En Venezuela, muchos jóvenes se sienten desencantados de la política debido a factores como la corrupción, el clientelismo, la polarización, la violencia o la exclusión, generando desconfianza y deslegitimación de las instituciones políticas y de su dirigencia. A esto se le suma el alto costo de la vida y las precariedades en materia de servicios públicos, por lo cual, los jóvenes venezolanos se ven obligados a abocarse exclusivamente en actividades lucrativas para poder subsistir o abandonar el país para poder garantizarse sus necesidades básicas, lo que también compromete su formación académica. Tal alejamiento de la juventud hacia la política se evidencia, entre otras cosas, en la gran cantidad de jóvenes que por distintos motivos no se han inscrito en el registro electoral, ya sea por los pocos centros de registro y actualización habilitados por el Consejo Nacional Electoral para tal fin, por desconocimiento o desconfianza. Al menos 3,5 millones de jóvenes necesitan inscribirse en el Registro Electoral de acuerdo a la plataforma “Toma Control”, siendo una cifra alarmante debido a la cantidad de jóvenes que están por fuera de la data.

Los jóvenes tienen mucho que aportar en la política. Su participación es clave para construir una sociedad democrática, de manera que es necesario fomentar e incentivar la participación de la juventud bajo la promoción de una cultura cívica que les permita ver a los jóvenes que ciertamente sí tienen la capacidad de producir resultados, de ser tomados en cuenta e incluso de ser elegidos en cargos de elección popular. Asimismo, fomentar condiciones estructurales.

En la actualidad venezolana vemos a políticos que tienen más de 20 años de ejercicio, pudiendo ser determinante para, de algún modo, alejar al elector joven de los asuntos públicos al no sentirse representado o identificado por nadie. La ausencia de liderazgo joven emergente es una realidad en todos los niveles y cuando un líder juvenil emerge e ingresa a alguna plataforma política, pareciera que su ímpetu se ve disminuido, no se sabe si por voluntad y criterio propio, adaptación u obligación, pero terminan adoptando patrones, conductas y discursos de actores ya establecidos, que truncan la posibilidad de generar frescura en una política.

¿Será la falta de dirigentes políticos jóvenes lo que impide que la juventud venezolana se interese en la política?, ¿Serán los mismos dirigentes antiguos que hoy ejercen la política los que no dejan que los jóvenes participen de forma protagónica porque no les conviene? A lo largo de la historia se ha evidenciado que una vez el hombre incursiona en el mundo político y se aproxima al poder, se asegura de no ser desplazado.

Para la transformación de la política en Venezuela es necesario la aparición de una clase política emergente liderada por jóvenes.